Prevención

EL ROL DEL ASESOR TÉCNICO

Cuando se dice que el 2,4-D éster, 2,4-DB, Picloran y Dicamba a partir del decreto 1610/3 deben venderse con receta agronómica, no debe imaginarse una simple medida burocrática, destinada a crear un nuevo gasto. Esta medida tiende a formalizar una relación entre el técnico asesor y el productor para el manejo de algunos agroquímicos (sería deseable con todos), por cuanto éste recibe verbal y por escrito una serie de indicadores para el buen uso del herbicida sin que ello signifique necesariamente un costo adicional sin retorno.
La ley provincial de agroquímicos prevé la inserción de profesionales capacitados en el manejo de estos productos en diferentes etapas del proceso de comercialización y aplicación.
Con la presencia de un asesor técnico con carácter obligatorio en los comercios y empresas contratistas de aplicación se pretende asistencia y advertencia al productor para evitar la realización de aplicaciones de agroquímicos en situaciones de riesgo o innecesarias y que afectan su economía y al ambiente.
La intervención del asesor técnico, no exime de responsabilidades por mal uso a quien emplea agroquímicos por cuenta propia o de terceros. Por eso hay que elegir técnicos con elevada responsabilidad profesional y escuchar atentamente sus recomendaciones. Si es posible, se debe tratar que repita sus consejos y advertencias ante el personal de campo encargado de las pulverizaciones.
Debe exigirse que la receta agronómica (que ya se vende a los asesores inscriptos) sea redactada con esmero. Si las mismas pasan directamente al archivo, para justificar el cumplimiento de normas a las que se considera inútiles, representará una derrota para todos los que de una forma u otra estamos involucrados con los agroquímicos en la provincia.

Pasos a seguir frente a la contaminación

Cuando se ha visto expuesto a una fumigación, es necesario tener claro cuales son sus derechos y qué instituciones públicas deberán atenderlo. Para poder asegurarse que sus denuncias sean escuchadas aconsejamos sistematizar los pasos de sus acciones:

1. Determina lo más exactamente posible los detalles de la contaminación. Frente al suceso tome nota de la fecha, hora, lugar e identificación de los vehículos. Los aviones se identifican por las letras que tienen escritas en las alas. Cuanto antes escriba su testimonio, así recordará mejor todos los detalles. Si las fumigaciones se repiten, tenga a mano un cuaderno donde anotar las fechas, horarios y las consecuencias a nivel de salud y llevar una especie de diario.

2. Si puede saque fotos en el momento de la aplicación y luego de la misma. En el caso de los herbicidas los resultados son fácilmente de constatar, le pueden servir en la denuncia y/o si recurre a los medios de prensa.

3. Recurra a la prensa local y nacional con su testimonio.

4. Investigue sobre situaciones similares en su localidad, coordine denuncias conjuntas con otros afectados. A nivel municipal, demande investigación del nivel de contaminación en el agua, el suelo y el aire.

5. Hable de esta situación con sus vecinos. Busque otras víctimas y testigos que avalen lo que ha sucedido y que también denuncien. Es importante que en las denuncias se asienten los datos de cada persona, que la sugerencia de denuncia grupal no confunda este hecho.

6. Haga la denuncia policial sobre el hecho y presunto daño, pedir inspección ocular y solicitar copia de la denuncia. También recomendamos recurrir a los Fiscales provinciales y/o federales más cercanos, para que actúen ante los jueces respectivos según es el deber que les corresponde, ya que deberían proceder ante la sola aparición de noticias o notas en la prensa sobre estos hechos. Asimismo indicamos presentarse directamente a los Juzgados correspondientes presentando la denuncia ante la mesa de entrada, acompañándose con el DNI personal, en especial si sospecháramos reticencia por parte de la autoridad policial o administrativa, para recibir la denuncia o darle el curso correspondiente.

7. Si hay personas afectadas concurrir inmediatamente al Hospital o Centro de Salud y pedir certificado médico. Tratar que se realicen pruebas de sangre para detectar exposición a agrotóxicos: la más común es la que mide el nivel de colinesterasa, que si bien no es una prueba específica para determinar el producto que ha sido usado, es útil para determinar si hubo o no exposición a agrotóxicos.

8. Si observa efectos sobre la producción (plantaciones, animales) pida la estimación del daño a un profesional por ejemplo, Ing. Agrónomo, en especial los que han sido capacitados y se hallan en el registro de control de agrotóxicos.

9. Denuncie los hechos ante las autoridades locales (Comuna o Municipalidad y provinciales) responsables de la aplicación de las leyes relativas al manejo de agroquímicos, autoridades de medio ambiente y salud. Si se notare daño a la vegetación y/o a la fauna (pájaros, etc.) hacer la denuncia en el área de medio ambiente.

10. En caso de que no se logre respuesta presentarse a la Defensoría del Pueblo con el legajo de las denuncias realizadas.

SUGERENCIAS PARA LA MINIMIZACIÓN DE LA EXPOSICIÓN HUMANA A AGROQUÍMICOS EN LA INTERFASE AGRO-URBANA

   Resulta excesivamente frustrante el hecho de constatar que, pese a que nuestro país cuenta con científicos idóneos y recursos técnicos suficientes para enfrentar esta problemática protegiendo efectivamente la salud de su población y la integridad de su medioambiente, la legislación vigente dista sobremanera de un verdadero resultado protectivo. Son imprescindibles una evaluación y un análisis multidisciplinario de factores ambientales en el origen de la patología humana, que incluyan la implementación de medidas tales como:
-Manejo integrado de plagas.
-Control biológico de plagas.
-Control ecológico de plagas.
-Manejo seguro de agroquímicos
-Estudio del efecto del particulado grueso y otros contaminantes del aire sobre alergias, canceres,  distress y otras dolencias.
-Estudio del efecto de la contaminación de las fuentes de agua y suelo.
-Estudios sobre residuos y calidad de alimentos consumidos por toda la población. (Suelo sano – planta sana – animal sano – hombre sano).
-Formación de equipos integrados multidisciplinarios donde se estudie paralelamente las causas y efectos de los diferentes factores que inciden sobre el hombre en el sector agropecuario.
-Organización de jornadas específicas para la problemática del sector agropecuario donde interactúen profesionales de las diferentes especialidades relacionados con lo agropecuario, lo alimentario y lo médico.
-Toma de conciencia para iniciar la toma de medidas correctivas, en las cuales el objetivo perseguido será la mitigación de los riesgos ambientales.



Complicaciones que surgen a medida que se aplican medidas de prevención

DUDAS CRECIENTES ACERCA DEL VALOR PROTECTIVO DE LAS VIGENTES ESTRATEGIAS DE DETERMINACIÓN DE RIESGOS PARA AGROQUÍMICOS.
    Es absurdo adentrarnos en el debate sobre la efectividad de la política nacional sanitaria sobre riesgos químicos sin reconocer que todavía ni siquiera se puede controlar e impedir el consumo de fitosanitarios de peligrosidad ya constatada. Pero en innumerables zonas del interior argentino persiste la comercialización de productos cuyo uso está prohibido, severamente restringido o que han sido retirados de la venta. Obviamente, La implementación de medidas fiscalizadoras, preventivas y correctivas de estos delitos no debería recaer sobre la población civil sino que es responsabilidad de las autoridades locales. Sin embargo, la mayoría de denuncias y propuestas terminan siendo el fruto de la participación comunitaria o de heroicos esfuerzos individuales.
   Por ejemplo en algunos lugares del Sur de Córdoba; una maestra detectó en sus vecinos y alumnos trastornos atribuibles a exposición a múltiples combinaciones de pesticidas y elaboró un informe dirigido a autoridades de su municipio. Su relevamiento incluyó un listado de los agrotóxicos aplicados en los cultivos cercanos a estas  localidades:
   Esta maestra detectó que 12 agroquímicos de la “lista negra” internacional continuaban utilizándose en los alrededores de su ciudad.
    Cuando se trata de proteger a nuestra población frente a sustancias de toxicidad altísima y ya conocida, permitir el incumplimiento de leyes es algo inadmisible. Tanto como lo es también la imperante ausencia de rigor científico e irresponsabilidad gubernamental en cuanto a sustancias cuya toxicidad a largo plazo se desconoce.

  SUPRESION DEL DISENSO
   En cualquier área en que la ciencia interviene para mejorar la vida humana,  la mayoría de discusiones sobre políticas de evaluación de riesgos y reglamentación del uso de tecnologías peligrosas parten de la creencia de que no existen obstáculos sistémicos para la articulación de los hallazgos provenientes del conocimiento científico. Sin embargo, hoy en día este “credo” sufre una progresiva deserción de ”fieles”, desencantados por la creciente incidencia de impactos sanitarios negativos evitables y una carencia de precaución de proporciones epidémicas.
   Paradójicamente, vivimos en una época dominada por una cosmovisión “oficial” científica que parece modelar el mundo en detrimento de los seres vivos que lo habitan. De hecho, la ciencia no impidió que el mundo entre en tan grave crisis y ocasionó muchos de los principales problemas que hoy debemos enfrentar, amén  de su peligrosa alianza con intereses comerciales, cuya influencia parece generar en los científicos una ceguera selectiva que los hace ignorar o malinterpretar la evidencia científica. Un análisis de propuestas de instituciones internacionales recientemente creadas devela la existencia de un complejo sistema destinado a impedir la publicación de hallazgos adversos, mientras que el objetivo se publicita como “generar mayor coincidencia entre la investigación estratégica financiada estatalmente y las necesidades de la industria”; o “apoyar el desarrollo de una amplia plataforma de investigación interdisciplinaria y formación académica para ayudar a la industria, el comercio y el gobierno a generar riqueza”.
   Y los subsidios, son repartidos “para entusiasmar a las universidades a “trabajar más efectivamente en conjunto con el ámbito comercial”. En verdad, a lo largo de las últimas dos décadas, gigantescas empresas comenzaron a imponer el tipo de ciencia e investigación científica que se debe hacer, enriqueciéndose a expensas nuestras de modo tal que puedan explotarnos mejor y obtener mayores ganancias ulteriores. La supresión del disenso es uno de los signos más serios y visibles de la existencia de un “complejo académico-industrial-militar mundial” en pleno desarrollo y que atenta contra la mismísima esencia de lo que es la ciencia: la investigación abierta y desinteresada de las causas de los procesos naturales.
   O sea que, al instrumentar políticas regulatorias “espejo”, nuestras autoridades ignoran su complicidad con un invisible patrón de supresión de la información disidente. Existe una gran tendenciosidad en las citas y publicaciones y en su análisis, lo cual desesperanza a aquellos con ciertas opiniones y visiones de toda posibilidad de articularlas o aún de ingresar al campo de la investigación. Por lo tanto, es imposible presumir que la calidad o la fuerza de la opinión científica informada puede ser juzgada por revisiones de publicaciones en revistas prestigiosas o por ser realizadas por científicos en puestos de alto rango. Mientras que algunos grupos continúen teniendo el poder para suprimir, es seguro que lo utilizarán. Para transformar esta situación es necesario cambiar el equilibrio de poderes dentro de y entre las organizaciones científicas y los organismos gubernamentales encargados de proteger la salud pública.
   Retomando el ejemplo emblemático del glifosato, veremos que ya existe una magnitud de evidencia de que el extendido uso del glifosato amerita la difusión de severas advertencias sanitarias y una nueva revisión regulatoria. Y, mientras tanto, su utilización debería ser reducida a un mínimo como muestra de prudencia y precaución. Sin embargo, hoy en nuestro país existen 15,5 millones de hectáreas dedicadas al cultivo de soja transgénica y un consumo anual estimado de 160 millones de litros de glifosato. Pero son casi nulas las advertencias científicas locales respecto de la imperiosa necesidad de multiplicar localmente estudios toxicológicos a mediano y largo plazo y dosajes y bio-ensayos en aguas y suelos, no sólo con respecto al principio activo y el producto tal como sale a la venta, sino también sobre cada uno de los coadyuvantes.
     Científicos demostraron que el glifosato es tóxico para las células placentarias, provocando la muerte de un gran porcentaje de éstas luego de 18 horas de exposición a concentraciones muy por debajo de las de uso agrícola. Más aún, el RoundUp siempre es más tóxico que su ingrediente activo, el glifosato; como mínimo en un 200%. El efecto aumentaba con el transcurso del tiempo, y era obtenido con concentraciones 10 veces menores a las utilizadas en los cultivos.
   Ya existen estudios científicos nacionales que sugieren la necesidad de una mayor investigación sobre efectos de la exposición crónica al glifosato (xx). Mientras tanto, nuestro país continúa jactándose de los sorprendentes ingresos provenientes del sector agrario, pero evitando la incorporación a los costos el cálculo de los gastos futuros que acarreará el impacto sobre la salud de la población el uso irresponsable de agrotóxicos.

Límites que debería tener la aplicación de agrotóxicos en zonas urbanas

Los límites que se marcan son arbitrarios, si establecen por ley límites de 500 o 1000 metros sin agrotóxicos no sabría explicar el porqué. Lo que hay que definir es qué se hará en esa zona. Lo lógico es tener zonas donde se practiquen otro tipo de agricultura más razonable. Cuando el hombre se agrupó en los pueblos fue rodeándose de los productos más perecederos. Entonces estaban rodeados: 1° de hortalizas 2° de frutas 3° de granjas que da los huevos de las gallinas 4° del tambo con las vacas que da la leche y por último los cereales. Esa distribución racional permitía un manejo más sano de medio ambiente y hoy se debería repetir. Entonces, entre la producción con gran uso de agrotóxicos debería haber una zona donde se hicieran actividades incluso de producción orgánica (sin agrotóxicos) para no contaminar el agua, el medio ambiente, para no matar los árboles, para que la gente no se enferme. Hoy más que nunca la ciudad no se puede desentender del campo y todo lo que se haga en el campo debería tener participación de la ciudad y debe programarse todo de común acuerdo.
La legislación vigente no regula la mayoría de la dispersión en el aire que ocurre posteriormente  a las aplicaciones de pesticidas


La dispersión de los pesticidas en el aire resulta en muchos casos de envenenamiento cada año. Entre los años 1997 y 2000, la dispersión de los pesticidas en el aire causó la mitad de todos los casos reportados de envenenamiento por pesticidas relacionados con su uso en la agricultura, así como la cuarta parte de todos los casos reportados de envenenamiento por todos los usos de pesticidas. Muchos de los casos de envenenamiento causados por la dispersión de los pesticidas en el aire no se reportan, porque ni la víctima, ni el médico, relacionan los síntomas con el uso de pesticidas. En otros casos, el médico no presenta el informe o la persona afectada no acude a o no cuenta con los recursos económicos para la atención médica necesaria.